Las plantas deben hacer frente a una serie de condiciones que les
impone el medio terrestre. Estas tienen que ver con las características del
medio atmosférico y de la superficie terrestre con los que están en contacto. Los factores del medio terrestre que afectan principalmente a las plantas y la vegetación son: el clima, el relieve, la hidrología y los suelos.
El clima
Las variaciones en las condiciones atmosféricas constituyen lo que denominamos clima y los principales factores del clima son la temperatura y la precipitación, que varían de una región a otra, en relación con la radiación solar recibida (mayor cerca del ecuador) y con los patrones de circulación atmosférica. Además, el ciclo anual de traslación de la Tierra alrededor del Sol hace que los factores climáticos cambien a lo largo del año.
El clima
Las variaciones en las condiciones atmosféricas constituyen lo que denominamos clima y los principales factores del clima son la temperatura y la precipitación, que varían de una región a otra, en relación con la radiación solar recibida (mayor cerca del ecuador) y con los patrones de circulación atmosférica. Además, el ciclo anual de traslación de la Tierra alrededor del Sol hace que los factores climáticos cambien a lo largo del año.
Teniendo en cuenta los valores de las temperaturas y su variación anual,
podemos diferenciar tres grandes áreas climáticas de distribución latitudinal:
un área sin inviernos de las latitudes bajas, más próximas al ecuador, un área con
verano e invierno de las latitudes medias y un área sin verano propia de las
latitudes altas próximas a los polos (en los climas sin invierno ningún mes del
año posee una temperatura media inferior a 18 º C, y en los climas sin verano
ninguno tiene una temperatura media superior a los 10 º C). Las zonas sin verano son las tropicales,
las que presentan verano e invierno pueden ser subtropicales, templadas
o boreales en función de la longitud
del invierno (más largo en las boreales) y las que no presentan verano, polares. La península ibérica tiene en su mayor parte verano e invierno, y su territorio está enclavado mayoritariamente en la zona subtropical, con la franja norte perteneciente a la zona templada.
También hay un diferente reparto latitudinal de las precipitaciones
relacionado con los patrones de circulación atmosférica. Las bajas presiones
que se generan en torno al ecuador dan lugar a precipitaciones abundantes. Más
lejos de de esta zona se sitúan los anticiclones subtropicales, situados en
torno a los 30 º norte y sur, que producen un tiempo seco y caluroso. En las latitudes
medias, los vientos del oeste producen abundantes lluvias. Por encima de los 60
º norte y sur predomina un tiempo anticiclónico y frío, más seco, asociado a
las altas presiones polares.
Los distintos tipos de clima presentan una vegetación y faunas características,
existiendo distintas clasificaciones al respecto. La clasificación climática de
Walter establece nueve tipos distintos de clima en la Tierra, a cada uno de los
cuales le corresponde un tipo de vegetación, cuyas características se resumen
en la siguiente tabla:
Tipo
|
Nombre
|
Características
|
Vegetación
|
I
|
Ecuatorial
|
Siempre húmedo y sin estacionalidad térmica
|
Bosque tropical lluvioso siempreverde
|
II
|
Tropical
|
Época estival de lluvias y época seca en los meses
fríos
|
Bosque, matorral o sabana estacionales
|
III
|
Subtropical árido
|
Precipitaciones muy escasas y grandes oscilaciones
térmicas (desiertos cálidos)
|
Vegetación muy poco densa dominada por arbustos y
herbáceas
|
IV
|
De transición con lluvias invernales (Mediterráneo)
|
Estación invernal lluviosa y periodo estival seco
|
Bosques y matorrales esclerófilos (adaptados a la
sequía)
|
V
|
Templado cálido
|
Frío invernal poco acusado y gran humedad,
especialmente en verano
|
Bosque siempreverde templado, sensible a las heladas
|
VI
|
Templado típico
|
Invierno frío pero no demasiado largo, verano fresco
y lluvias abundantes
|
Bosques
plano-caducifolios resistentes a las heladas
|
VII
|
Templado árido
|
Continental árido de veranos cálidos e inviernos
fríos
|
Estepas y desiertos fríos
|
VIII
|
Boreal
|
Templado frío con veranos frescos y largos inviernos
|
Bosque siempreverde aciculifolio resistente a las
heladas (taiga)
|
IX
|
Ártico
|
Veranos frescos pero muy cortos e inviernos largos y
muy fríos
|
Vegetación rastrera, sin árboles, sobre suelo helado
permanente (tundra)
|
El relieve y la hidrología
Otro factor físico importante para la vegetación es el relieve del
terreno, que influye en la distribución de factores ecológicos claves como la
disponibilidad de agua en el suelo o la exposición a la energía solar. Dentro
de cada gran zona climática las variaciones del relieve modifican el tipo de
vegetación característico, apareciendo incluso tipos de vegetación propios de
otras latitudes o áreas geográficas. La heterogeneidad y complejidad del
relieve se relaciona con la pendiente y orientación de las distintas
superficies que lo componen y con la combinación de estas superficies para
formar valles, colinas, montañas, etc. De la interacción de estos elementos
pueden resultar relieves en los que dominen las superficies de poca pendiente
(llanuras), o la combinación de éstas con vertientes más inclinadas (mesetas
interrumpidas por valles o llanuras jalonadas por colinas o montañas) o el
predominio de superficies inclinadas (montañas). A mayor complejidad del
relieve mayor será también la de la vegetación.
El relieve y el clima afectan a las características hidrológicas y, estas últimas, también influyen en la vegetación. En los bordes de ríos, arroyos y lagos existe una vegetación adaptada a un alto grado de humedad, aunque dependiendo de las características de los cursos de agua (pendiente, caudal medio, estacionalidad del caudal, etc.) variarán también las características de sus márgenes y de la vegetación asociada. Además de las aguas superficiales también afectan a la vegetación las subterráneas. En las zonas de descarga de aguas subterráneas, manantiales y humedales, crece una vegetación adaptada a un alto grado de humedad, cuando no al encharcamiento permanente. Por otro lado, las características geológicas y climáticas pueden hacer que el nivel de aguas subterráneas se acerque a la superficie del suelo (sin llegar aflorar), condicionando las características de la vegetación.
Los suelos
Como resultado de la influencia del clima, la topografía, la
composición de las rocas y la acción de los seres vivos (particularmente las
plantas) resulta la formación del suelo. De las propiedades de éste, dependen
muchas de las características de la vegetación. El suelo es el sustrato sobre
el que arraigan las plantas y el medio del que consiguen el agua y nutrientes
indispensables para su desarrollo. La cantidad de agua almacenada por un suelo
depende de las precipitaciones y de la textura y estructura del suelo. Por
ejemplo los suelos arenosos almacenan mucha menos agua que los arcillosos,
aunque en estos últimos el agua es más difícil de extraer porque está unida con
más fuerza a los poros más pequeños que dejan las finas partículas de arcilla.
Sin embargo los suelos arenosos pueden ser más ventajosos para la vegetación de las zonas áridas porque el agua
se infiltra más rápidamente y llega antes a las raíces que, además, profundizan
mucho más en busca del agua.
La cantidad de nutrientes de los suelos depende de numerosos factores.
En los suelos forestales es muy importante la profundidad, que se ha visto mermada en una gran parte de ellos debido a la agricultura, el pastoreo o la extracción de leña y madera. Estos usos y explotación del bosque han contribuido a la erosión del suelo. Una gran
parte de los nutrientes de los suelos naturales son reciclados por la propia
vegetación, que con sus despojos (principalmente hojas) contribuye a que se
forme una capa de humus rica en nutrientes, que se van liberando lentamente con
la descomposición. Otros nutrientes provienen de las rocas sobre las que se
asientan los suelos, y tras ser absorbidos por las plantas son nuevamente
reciclados en la capa de humus.
Los nutrientes están presentes en el suelo en forma de iones, que en
las zonas templadas son principalmente de carga positiva, cationes, siendo los principales Al3+,
Ca2+, Mg2+, K+, NH+ y Na+
(los iones de carga negativa son principalmente de nitrógeno, fósforo y azufre).
Los cationes son fijados en “sitios de intercambio”, de carga negativa,
presentes en el suelo. Cuanto mayor cantidad de sitios de intercambio existan
(mayor Capacidad de Intercambio Catiónico) más difícil resultará que los
nutrientes solubles sean perdidos por lavado y más fértil será el suelo. La
presencia de arcillas y materia orgánica favorece la existencia de sitios de
intercambio.
La fertilidad de los suelos también depende de su
pH, que mide la cantidad de cationes de
hidrógeno, H+, que tiene (valores de pH por encima de 7 se
consideran básicos y valores por debajo ácidos). Los suelos de las zonas
húmedas suelen ser ligeramente ácidos o neutros, los de las zonas encharcadas
ácidos y los suelos salinos o calizos de las zonas áridas, alcalinos, aunque
hay variaciones en relación, por ejemplo, al tipo de roca sobre la que se
asienta cada suelo. El aumento de iones hidrógeno en el suelo desplaza a
otros cationes que sirven de nutrientes a las plantas como los de calcio,
magnesio o potasio. Al mismo tiempo, en los suelos ácidos algunos elementos como
el aluminio, el manganeso y el hierro son mucho más solubles, hasta tal punto
que pueden convertirse en tóxicos. Por el contrario son mucho menos solubles en
los suelos alcalinos, en los que se muestran síntomas de deficiencia de estos
elementos, particularmente del hierro. En cualquier caso, la mayor parte de los
elementos necesarios para las plantas suelen ser más abundantes en los suelos básicos.
Por otra parte los
suelos básicos también pueden presentar problemas, por ejemplo cuando se trata
de suelos calizos. No todas las plantas están igual de adaptadas a este
tipo de suelos, existiendo plantas calcícolas y
calcífugas. Las primeras son capaces de soportar la toxicidad que puede
provocar una alta cantidad de iones de calcio y carbonato, un bajo suministro
de hierro (menos soluble en suelos básicos, como los calizos) y una mayor
sensibilidad a los iones tóxicos de aluminio y otros metales propios de los
suelos ácidos. Las plantas calcífugas tienen características inversas.
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