Entre Entrepeñas y Buendía (Sierra de Altomira)

Después de haber recorrido lo que se considera Alto Tajo, este río entra en la zona sur de la Alcarria de Guadalajara. En parte de su tramo el río hace de límite de las provincias de Guadalajara y Cuenca, más o menos entre Sacedón y Almonacid de Zorita.

Aunque la Alcarria, en líneas generales, no presenta grandes elevaciones, en esta zona existe una alineación, de dirección norte-sur, que da cierta entidad al relieve. Se trata de la Sierra de Altomira, cuya máxima cota es el pico del mismo nombre (1183 m).

Nos encontramos en una zona de interés botánico y paisajístico que conserva un buen número de masas forestales, asociadas a este relieve serrano, en el contexto general de la baja Alcarria, una zona eminentemente agrícola. Dentro de las masas forestales tienen relevancia los pinares de pino carrasco de origen natural, documentados desde la Edad Media, y con numerosas referencias en la Edad Moderna, por ejemplo en las Relaciones Topográficas de Felipe II.

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Como se ve en la siguiente imagen se suele dar el nombre de Sierra de Altomira a la mitad sur de la alineación, mientras que las sierras del norte reciben otros nombres (de sur a norte, Sierra de Degollados, de San Sebastián, de Santa Cruz y de Enmedio).

A la altura de Sacedón el Tajo lleva ya más de 100 km de recorrido desde su nacimiento, en los Montes Universales. Ha pasado de los grandes relieves del Sistema Ibérico meridional a una zona menos abrupta pero donde la aparición de estas sierras permite su encajamiento e hizo posible la construcción de los embalses de Entrepeñas y Buendía.

La Sierra de Altomira no alcanza grandes altitudes. Entre Sacedón (Guadalajara) y Buendía (Cuenca), las cotas máximas superan por poco los 1000 metros y las zonas inferiores llanas se sitúan entre los 700 y los 800 m. No obstante el encajonamiento del río da lugar a relieves muy abruptos, en parte desdibujados bajo el agua de los pantanos.

El paisaje está dominado por extensos pinares, con distintos grados de densidad. Entre los pinos aparecen en ocasiones otras especies arbóreas como encinas y quejigos y también arbustos de gran talla como enebros, sabinas moras y coscojas.

El pinar se presenta en muy distintas formas. Desde manchas densas no siempre de repoblación, hasta arboledas muy abiertas con mucho matorral entre medias. También se ven manchas de pinos jóvenes alrededor de grandes pinos, extendiéndose prácticamente por cualquier tipo de vegetación.


Gran pino carrasco en Buendía
Zona de pinar de carrasco en las proximidades de Sayatón,
en el límite con la zona de cultivos del fondo del valle. El
pinar es bastante denso en las vaguadas y partes bajas de las
laderas y más abierto en las zonas de mayor pendiente.
Pinar de carrasco en las proximidades del embalse de Entrepeñas, cerca de Alocén.

En las zonas más espesas de pinar escasean las especies más heliófilas como el romero. Por ejemplo en una zona de pinar densa, en las cercanías del poblado de Entrepeñas, son más frecuentes las siguientes especies: coscoja, encina, aladierno y quejigo. En las zonas más abiertas de este mismo pinar y en los claros abunda el romero, aulaga, espino negro (Rhamnus lyciodes), enebro, sabina mora, estepa blanca, Stahelina dubiaBupleurum fruticescensDorycnium pentaphyllum, etc. Aparece cornicabra en los roquedos. La sabina mora y el enebro también son capaces de crecer en la más mínima grieta de la roca.

 
Un quejigo creciendo entre los
pinos carrascos
Pinar denso de carrasco con abundante sotobosque
dominado por la coscoja.

Seguramente las manchas más viejas estarán en las zonas más recónditas de las sierras donde los pinos hayan escapado al fuego. Desde lejos se ven grandes pinos asomando por las cumbres de estas sierras. En las proximidades de las zonas habitadas han sido frecuentes los incendios. Aún se pueden ver las señales de los ocurridos hace poco tiempo, por ejemplo cerca de Buendía o de Valdeconcha.

Grandes pinos en lo alto de la sierra de Enmedio, cerca
de Entrepeñas.
Pinar quemado junto a Valdeconcha, en el que se observan
 bastantes pinos piñoneros que se salvaron del fuego.

Menos abundantes son las manchas de encina y quejigo, a veces más o menos dominadas por una de las dos especies y otras algo mezcladas. Es frecuente ver manchas de encina en la base de las laderas de la sierra por debajo de los pinares de carrasco. También quedan retazos de encinares y encinas aisladas entre las tierras de cultivo de las zonas llanas.  Los quejigares más puros aparecen en las umbrías y hondonadas, y también en algunas zonas llanas en formación adehesada,con los árboles podados (como en el entorno de Aungúix, antiguo despoblado, hoy finca privada en la que no es posible entrar a ver el bonito castillo de este antiguo pueblo). Estas manchas de encinar y quejigar tienen un uso ganadero y cinegético, siendo posible observar a los ciervos desde la propia carretera.

Grandes quejigos podados con las copas asomando por
encima de las encinas achaparradas.

Encinas con el tronco bien diferenciado y desarrollado y
otras achaparradas, con signos de un intenso ramoneo de
animales domésticos y ciervos.
Restos de encinar entre las tierras de cultivo


Formación adehesada de quejigos, con un porte característico en candelabro como consecuencia de las repetidas podas. En primer plano los quejigos comparten el espacio con el cultivo cerealista, detrás el quejigar se haya sin roturar pero sin matorral y con pocas hierbas, parece un terreno en barbecho. Las colinas del fondo presentan encinas y pinos en formación generalmente mucho más densa.


Las zonas de matorral tienen sobre todo romero. También aparecen esparto, boj y gayuba, además de muchas calcícolas alcarreñas típicas melíferas como espliego, tomillo, Teucrium polium, Teucrium gnaphalodes. También cistáceas como Cistus albidus, Cistus laurifolius, Helianthemun sp y Fumana sp.


Matorral sobre calizas con romero, tomillo, esparto, sabina mora, etc, así
como algunas coscojas dispersas.

Una especie característica de los
matorrales de la zona, el espino negro

Las sabinas moras aparecen en los roquedos, agarrándose
a la más mínima grieta.
Detalle de los gálbulos de sabina mora


Sorprendente crecimiento del esparto sobre la roca caliza
Gálbulos de enebro de la miera






















En los roquedos de las zonas más altas se pueden ver boj, cojín de monja (Erinacea anthillys), Rhamnus alaternus, romero, tomillo, enebro, espliego, Helianthemun sp, aulaga, lastón (Brachypodium phoenicoides), salvia, Fumana sp, etc.

Ladera empinada ocupada principalmente por boj (matas marrones). Aparecen
zonas de rocas sueltas y una mancha de pinos que está empezando a invadir la
bojeda. Las matas de copa redondeada son coscojas, sabinas moras y aladiernos.


Cerca de la Ruta de las Caras, en Buendía, observamos una gran coscoja, especie que estamos acostumbrados a ver con bajo porte en zonas de matorral denso. Aquí sin embargo su altura es comparable a la de los pinos de al lado, aunque sigue manteniendo su porte característico de gran mata redondeada debido a los numerosos vástagos que salen de su base. Por el tamaño la podemos considerar un árbol, pero por la falta de tronco individualizado diríamos que es un gran arbusto.










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